lunes, 1 de diciembre de 2014

EL DOLOR PSICOGENO Y LA SALUD

Como es normal, todos hemos sentido dolor alguna vez, sin embargo nunca nos hemos dado cuenta de cómo nuestro estado de ánimo puede influir en este dolor. No es solo que influya, es más, puede ser la causa y agravante de este.


La IASP (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor) define dolor como: "una experiencia sensorial y emocional desagradable con daño tisular actual o potencial o descrito en términos de dicho daño" 

Queda patente en esta definición que el dolor tiene un fuerte componente emocional. 




Por otro lado, separa varios tipos de dolor según su evolución y su mecanismo de acción:

1.      Por evolución:
  • Dolor crónico: se le denomina así cuando el dolor persiste en el tiempo. Bonica Es aquel dolor que persiste por más de tres meses después del curso habitual de una enfermedad aguda o del tiempo razonable para que sane una herida, o aquel asociado a un proceso patológico crónico que causa dolor continuo o recurrente. El dolor crónico tiene efectos fisiológicos, psicológicos y conductuales sobre el paciente y su familia, además de un costo social enorme
  • Dolor agudo: Aquel causado por estímulos nocivos desencadenados por heridas o enfermedades de la piel, estructuras somáticas profundas o vísceras. Es simultaneo al estimulo doloroso. También puede deberse a una función anormal de músculos o vísceras que no necesariamente produce daño tisular efectivo, aun cuando su prolongación podría hacerlo. Si bien los factores psicológicos tienen una importantísima influencia en la manera en que se experimenta el dolor agudo, con raras excepciones éste no obedece a causas psicopatológicas o ambientales.
2.      Por mecanismo:
  • Dolor somático es aquel que aparece cuando un estímulo potencialmente dañino para la integridad física excita los receptores de dolor. Estrictamente, debiera incluir el dolor originado en cualquier parte del cuerpo que no sean nervios o sistema nervioso central; sin embargo, frecuentemente se habla de dolor somático propiamente tal cuando los receptores están en la piel, músculos o articulaciones, y de dolor visceral cuando los receptores activados por el estímulo están en una visera. El dolor somático es habitualmente bien localizado sin grandes dificultades para describirlo. El dolor visceral, en cambio, es frecuentemente menos localizado y puede ser referido a un área cutánea que tiene la misma inervación.
  • Dolor neuropático es el que resulta de lesiones o alteraciones crónicas en vías nerviosas periféricas o centrales. Puede desarrollarse y persistir en ausencia de un estímulo nocivo evidente. Los síntomas pueden ser focales o más generalizados. Característicamente, el síntoma se presenta como una sensación basal dolorosa o quemante (disestesia), con hiperalgesia (respuesta exagerada) o percepción de un estímulo cualquiera como doloroso (alodinia).
  • Dolor psicogénico ocurre cuando el paciente describe problemas psicológicos como ansiedad o depresión en términos de daño tisular, verbalmente o a través de su comportamiento. Si bien el daño puede o pudo existir, el problema central es la amplificación y distorsión de esos impulsos periféricos por el estado psicológico. Los problemas son creados o agravados.

Debemos decir que pocas sensaciones son tan subjetivas como el dolor y la percepción que tenemos de él, sea este físico o emocional. Cuando ambos se entremezclan se vuelve  aún más difícil de tolerar.

En este post nos centraremos en el dolor psicógeno (o dolor físico que se produce por causas psicológicas):

  • El dolor psicógeno se caracteriza por crear un cuadro de dolor severo y prolongado en el tiempo, el en el cual tiene más importancia una base psicoemocional que una física (o simplemente carece de una base física).
  •  En este tipo de dolor no todo depende de los factores fisiológicos si no que en gran medida  los factores psicológicos son responsables de él, incluyendo las propias expectativas a sentir dolor.
  • Este dolor lo desencadenan situaciones estresantes, una ruptura sentimental, la muerte de un familiar, una situación traumática ya pasada, etc.
  • La principal manifestación de este dolor se da en una o más zonas del cuerpo, bien localizado, con la suficiente gravedad como para precisar atención medica. Esto genera un malestar general y un inconsecuente deterioro a nivel social.
  • A diferencia de otros casos el dolor es real, y no fingido o simulado, llegando a exacerbarse si los factores que lo desencadenan empeoran. 

De todo esto podemos extraer, que si por ejemplo, tenemos una contractura en el cuello o un riesgo de sufrirla de manera inminente, si se da una situación de stress emocional para nosotros, terminaremos sufriendo la lesión, y además, de una manera mucho más severa que si existiera una situación psicológica de confort. Es decir, nuestros sentimientos pueden ser los responsables o agravantes de nuestro sufrimiento.

"LAS EMOCIONES NEGATIVAS QUE GUARDAMOS DETERIORAN NUESTRA SALUD Y LA ÚNICA MANERA DE COMBATIRLAS ES LA FELICIDAD"

Uno de los factores agravantes de cualquier enfermedad y sobretodo del dolor es la soledad. Las principales maneras de que se produzcan problemas son la falta de contacto social, el no compartir los problemas, el miedo al rechazo y el propio rechazo en sí. "el trato agradable con otras personas cura".




En está pagina podéis ver a que emociones se le atribuye ciertos dolores: http://www.miscuriosidades.com/2014/11/dime-que-te-duele-y-te-dire-a-que-se-debe.html

 Estos problemas no responden a medicación o a tratamiento, o al menos a largo plazo, ya que aunque puede solucionarse el problema de manera puntual, este reaparecerá si se siguen dando las mismas circunstancias personales. En pocas palabras, al ser la base del problema una causa mental y no física en sí, el problema solo podrá resolverse aliviando el mecanismo psicógeno.

La salud no solo es salud fisica ya que sin salud mental nunca tendremos salud ni equilibrio. Es decir "mens sana in corpore sano"

Algunas pautas que podemos seguir para aliviar este dolor y gozar de mas y mejor salud son:
  • Tratar de solucionar nuestro problema sin centrar toda nuestra atención en el, siguiendo con nuestra vida cotidiana con la mayor normalidad posible
  • Mantenernos ocupados y distraídos
  • Centrarnos en los aspectos positivos de nuestra vida. Disfrutar de lo bueno que tenemos
  • Evitar estar solos y aislados. Compartir nuestros problemas con otras personas que apreciamos nos ayudara a descargar stress 
  • Dejarnos ayudar, aceptar las soluciones que se nos ofrecen y no auto limitarnos
  • Cuidar nuestra forma de vida. Muchas veces cuando pasamos por malos momentos descuidamos nuestra dieta y hábitos físicos, lo cual solo nos traerá mas problemas
  • Evitar hábitos tóxicos
  • Apartarnos de todas aquellas personas, entornos y cosas que nos perjudican
  • Evitar ambientes estresantes y cargados
  • El uso de la inteligencia emocional. El manejo de las emociones propias y ajenas nos puede ayudar mucho a sentirnos cómodos con nosotros mismos y los demás.
  • Si fuera necesario, recurrir a ayuda profesional (psicólogo particular, terapia de grupo, etc.)

En última instancia, los que decidimos si curarnos y dejar de padecer este dolor psicógeno somos nosotros mismos, la única cura es la que podemos darnos nosotros por y para uno mismo.



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